miércoles, 10 de febrero de 2016

BESARTE LOS OJOS



BESARTE LOS OJOS
Ramiro se puso de pie al escuchar la voz de la enfermera, pero ahí en la misma sala de espera del otro lado del pasillo salió un señor joven que dijo: —¡Aquí!
Esperó a que se desocupara y le abordó: —Disculpe, escuché mi apellido y me desconcerté que fuera Usted, no había conocido a nadie por éstos rumbos con mi mismo apellido—.
—Ezequiel De Landarte, a sus órdenes—.
—Ramiro De Landarte, mucho gusto. ¿No me diga que usted es de por allá de Linares Nuevo León?
—Sí como no, bueno, allá nací en un rancho, pero desde niño nos vinimos para Rio Bravo y ahí crecí, hmmmm ¿no será que somos parientes? Me acuerdo que mi papá a veces mencionaba a su primo Ramiro, pero pues la verdad yo no lo conocí, ya no regresamos pa'l rancho y pues mis hermanos y yo le jalamos pa'cá pa'l otro lado—
—Sí, mi padre era Don Ramiro, de allá de Linares, —sentía que le temblaba la voz— pero yo tengo muuuchos años por acá, pero, ¿usted de quien es hijo?
—Venancio, se llamaba mi papá, hace dos años que murió—
—Oh mis condolencias, y... y sus hermanos, ¿dónde están?
—Pos uno esta en Houston, el mayor en Rio Bravo y mi hermana menor y yo, aquí en McAllen, ah! y pues mi hermana Lala ahi en Rio Bravo, con mi mamá.
—¿Solas? o ...
—Pues si, bueno mi hermano mayor con su familia son vecinos, asi que ps no están solas, Lala nunca se casó ni nada.... y Usté que primo?
—Yo vivía en Oregon, apenas hace un año que me vine a vivir aquí al Valle, hace tres años tuvimos un accidente en la casa y murió mi esposa, y pues mi hermana menor vive aqui y ella me está apoyando. Tengo una hija y un hijo adolescentes vine a sacar una cita para mi hijo.
—No pos que gusto conocerlo primo y cualquier cosa écheme una llamada, aquí está mi número de télefono.
Ramiro se puso al volante y cerró los ojos,  sentía que le sudaban las manos ¡veinte años! veinte años hacía que se salió del rancho para no volver jamás. Aun escuchaba como si fuera un zumbido de abejas todo el barullo que se formó en su casa y como su padre lo subió a la camioneta y lo fué a dejar en la oficina de autobuses, rumbo a Laredo.
2
En esos días Oralia se sentía melancólica, la rutina la asfixiaba, se sentó en el patio trasero a bordar mientras escuchaba el trinar de los pájaros que tenían en jaulas. Los ruidos del pueblo eran pocos, y el calor viajaba en nubes de mosquitos que zumbaban en el aire.
Ella era así, callada, sumisa, diligente,  no miraba a la gente a los ojos, a sus 36 era bella y conservada, sin gota de maquillaje, se vestía de manera muy austera, de colores oscuros, con su cabello recogido hacía atrás, nunca sonreia y hablaba solo lo indispensable. A pesar de todo eso, era muy querida y respetada en el barrio, todos le hablaban de usted.
Le llamaban Lala. Algunas vecinas metiches se atrevían a ¨sonsacarla¨ a invitarla que aquí, que allá, pero doña Lucero estaba siempre como generala, nadamás se le oía gritar: ¡Lalaaaaa! Y sí, Lala ésto, Lala lo otro.
Desde que llegaron a ese barrio, Lala era una jovencita, fue verla haciendo quehacer, atendiendo a sus hermanitos, lavando, barriendo el patio. Los domingos muy temprano salía a misa con doña Lucero, pero no levantaba la vista para nada. Los años pasaron y Lala siempre igual, como una sombra por su casa. Ella era la segunda de sus hermanos: tenia dos hermanos menores y la hermanita menor,  se fueron yendo sus hermanos a trabajar, luego se fueron casando, su hermano mayor regresó al pueblo y empezó a tener hijos. Quien los atendía? Lala. Siempre así, cuanto candidato se atrevió a acercarse a Lala, sus hermanos azuzados por "la generala" se los espantaban.
—Nombre Lala, pa mis pulgas— le decía la vecina chismosa  de la tienda del barrio cada que Lala iba al mandado —Yo ya los hubiera mandado a todos a la ... fregada... todavía estas joven Lala, estás de muy buen ver, salte por ahi a la plaza, vamos al baile el sábado, ya quítate "esas garras" Lalita. ¡Ay mija! que cruz tan grande andas cargando.... no es justo—. Lala solo se agachaba y medio sonreía.
3
Ahí sentada bordando entre puntada y puntada revivió aquel día que cambiaría para siempre su destino. Hacía unos días había ¨conocido¨ a su primo Ramiro y se hicieron amigos.
Hacía mucho calor y se le ocurrió ir al río, iba caminando, cuando la alcanzó un muchacho, le sonrió y le preguntó su nombre, ella no hablaba con extraños pero El le dijo, —¿no te acuerdas de mi? vivo allá mira, en aquella casa, don Ramiro, es mi papá,  somos primos, lo que pasa es que yo no estaba, acabo de llegar del "otro lado"—. Iba muy relajado con una grabadora de pilas en el hombro, cantando una música que Lala no entendía. —Mira, vamos a sentarnos ahí, para que escuches mi grabadora.
Con su inocencia de 16 años le sonrió. Ella era una muchacha que apenas fue hasta 4o de primaria por que ahi no había más y por que era mujer, ¿para que? No sabía nada de la vida, todo le era novedoso... Ramiro se miraba tan seguro, tan experimentado a pesar de sus 17.
Pero ese día estaban parados frente al río aventando piedritas. El rumor del rio le parecia como música y el olor a musgo era embriagante. Ella sentía el rubor en sus mejillas cada que el le sonreía, el le rozaba la mano y le hacía bromas.
—Ay Ramiro, ¿de donde sacas tantas ocurrencias?
—Pues no, no son ocurrencias Lalita, pero... si te digo algo ¿no te vas a enojar?
—Pos no se, depende...
—Nooo, si te vas a enojar... pero.. no es nada malo ¡eh!—... Ramiro se ponía colorado y le sudaban las manos.
—¡Yaaa! ¡mejor ya vámonos!
 —Lala, es que...  desde el primer día que nos encontramos, he querido ....  besarte los ojos.
—¡Lalaaaaaaa!—  y Lala se fué corriendo asustada, sentía que se le iba a salir el corazón.
Grande fue su sorpresa cuando llegó a su casa: sus papás la estaban esperando, ahí estaba la abuela y el hermano mayor, todos con el ceño fruncido.
Su madre la agarró de los cabellos y la empezó a golpear. —Hija malagradecida, cuzca, revoltosa, como te has atrevido, mira nadamás.. con ese muchacho loco y desacatado que sabrá Dios que mañas traiga... y además es tu primo... ¡que pecado! ¡hija de la...!
—Ya mujer cálmate, cálmate, esas no son maneras...
—Mamá, perdóneme, yo no he hecho nada malo... estábamos platicando y...
—¡Cállate embustera! si ya me dijo tu tía Rosa que te ves con ese muchacho en el río, que es un sinvergüenza de primera... y
... ¡ay noooo nooooo! ¿que vamos a hacer Venancio con ésta muchacha locaaaa?... No podemos casarla con ese loco, ¡seria pecado! ¡ayyyy!
4
Ahí empezó el calvario de Lala. Don Venancio convino con su primo en segundo grado (pero que llevaba con honor el mismo apellido vasco de su abuelo) que Ramiro Jr. se regresara con sus parientes ¨al otro lado¨ y ellos se irían de la región en un futuro cercano, para evitar las habladurías...
Lala nunca entendió que pasó en realidad, todo le era confuso,ella era ignorante, no sabía que .... oh no.. ella no había hecho nada malo...escuchar embobada a Ramiro, que le contaba todas sus historias reales y ficticias de alla de USA, que le tomara la mano....que le cantara canciones... que pecado tan grande había cometido?
Ramiro por su lado se sentía de lo peor. Se fué hasta el Norte de USA, buscando un poco de paz. ¡Solo le fué a arruinar la vida  a su prima! Pero, no habia hecho nada malo! Nadie le creyó, nadie le escuchó jamás... y ... los ojos de Lala estaban ahí cada vez que el cerraba los suyos.
Y así como hacía veinte años, todo pasó vertiginosamente, por que así como al corazón no le podemos engañar, al destino no lo podemos esquivar.
Como pudo Ramiro fue a Rio Bravo y dió con la dirección de los De Landarte. Pasó varias veces por ahí para asegurarse de que ahi estaba ella.
Y como hacía 20 años se hizo un escándalo y todo mundo opinaba, era la novedad o el chisme del momento; Lala, sí Lala la hija de ¨la generala¨ se había desaparecido, y como hacía veinte años su hermano mayor esta indignadísimo... —la muyyyy ... ¿a donde se habrá largado? ¡ella no tiene amigas! Si ni sale...
—Le juro señor Oziel que yo no se nada—- explicaba la tendera, con muchos aspavientos —Yo solo sé que vino un señor y le mandó un  recado con un chiquillo, ella vino de rato y los vi hablar pero no le puse mucho cuidado, estaba ocupada—.
 —Méndiga vieja chismosa, cuando debe saber ni sabe nada... ¡yaaa!—, se retiró enojado...
—jummmmm n'hombre, pinche gente abusiva... mire comadre, no es que yo sea metiche.. pero cuando Lalita vino y platicó con el señor ese güero, altote, bien guapote, ahi en el fondo de la tienda, se le cayó este recadito que el mismo hizo con el papel de envolver tortillas... mire, no le entiendo pero que bonito dice... ¡Ayyy que emoción!—

 L.
  Besarte los ojos...                                                                                                                     
                                 R.

Gloria Trejo Mex - USA

02-2016

1 comentario:

  1. Mi estimada Gloria, tengo tu libro y realmente es una conpilación de bellos temas donde el amor y los bellos sentimientos hacen gala de presencia, y a los demas lectores que puedan interesarse en tu trabajo les convido a buscarte y leerte, es un gran libro asi como Contemplo Estrellas tu segundo libro en el mercado apasionante.

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